jueves, 22 de septiembre de 2011

comienza a valorar


Hace algunos años como toda niña de  13 años deseaba conocer el amor a profundidad. En ese entonces estaba decidida a encontrarlo a como diera lugar, es así como conocí a un joven 4 años mayor que yo, el cual pensé seria el  hombre de mi vida, con quien viviría por el resto de mis días y con quien no podría llegar a tener problema alguno, ya que según yo eramos el uno para el otro. 

Cuando cumplimos 3 meses juntos el me pidió dar un paso mas, el quería que fuéramos "uno" y diciéndome que de esta manera nadie nos podría separar yo accedí a esta proposición como una tonta creí en todo lo que él decía. Los meses transcurrieron, las cosas ya  no eran perfectas, no eran como yo las había soñado, los celos cada vez eran mas frecuentes, las discusiones y los gritos se volvieran parte de la rutina, yo ya no me valoraba me volví sumisa ante él, para mi él era mi mundo.
Hasta que un día... por problemas que tubo él con sus amigos, de los cuales él creía que yo era la responsable se formo una discusión entre nosotros.. como yo no entendía el por que de esta situación cometí el grabe error de acercarme a preguntar, su respuesta... su respuesta fue lo peor... el solo respondió con una cachetada, un golpe que me lastimo mas allá del rostro... me lastimo mi orgullo, mi alma, me sentí humillada poca cosa... pero después de esto fue a pedirme perdón y yo... yo como una estúpida lo perdone... Pasaron así 2 o 3 meses después de lo sucedido, la relación no cambio hasta que esto volvió a ocurrir... ese hombre que supuesta mente me amaba me había vuelto a golpear, para ese entonces yo ya tenia 14  años y el 18... pero en esta ocasión no volví a perdonar... me di cuenta que no podía dejar que una persona me tratara así, que yo valía y merecía mucho mas de lo que el me entregaba, ni yo ni ninguna mujer merecen un golpe o un grito, solo depende de cuanto nosotras mismas nos valoremos, el que los demás también nos valoren. Por suerte yo logre darme cuenta a tiempo, logre reaccionar, prestar atención y tomar el peso que merecía lo que estaba pasando, me aleje de él y comencé a vivir nuevamente a valorar lo que soy y quien soy.